Las persianas convencionales, las manuales, se van deteriorando con el paso del tiempo y eso hace que pierdan eficacia o que la correa sufra roturas. En este último caso, reemplazarla no es muy complicado, así que si tienes los materiales necesarios podrás hacerlo siguiendo estos pequeños pasos para cambiar la correa de las persianas:
- Lo primero que debes hacer es buscar las herramientas que necesitan, que son únicamente un destornillador y unos alicates. Por supuesto, deberás tener ya la correa nueva.
- Hazlo con la ventana cerrada.
- Desmonta la tapa del cajón quitando los tornillos que la sujetan.
- Una vez abierto, engancha la nueva correa en el cilindro o torno de recogida de la persiana y déjala totalmente enrollada. Para que no se suelte tápala con una cuña o con un corcho.
- Comprueba también que la correa vieja está sujeta al eje. En ocasiones está asegurada con un nudo o con tirafondos, si así fuera ayúdate de unas tijeras para retirarla.
- Cuando se haya soltado la correa del eje, sigue desmontando la parte inferior del recogedor. Te será más fácil si te ayudas con el destornillador para sacarlo y soltar la correa.
- No es necesario desmontar el tambor de recogida, es suficiente con desenroscar la correa del todo y quitar el tornillo que la sujeta en el tope.
- Ya puedes colocar la nueva correa, y es tan sencillo como seguir el mismo procedimiento pero al revés, es decir, primero asegura uno de los extremos de recogida con un tornillo, luego tensa el muelle dando vueltas al cilindro y enroscando la correa y atornilla el recogedor a la pared.
- En este punto ten cuidado de que la cinta no se meta del todo, si quieres coloca una pinza en el extremo que sobresale para que no se cuele.
- Saca el trozo de cinta necesaria hasta que llegue al cajón de la persiana y átala al carrete.
- Lo único que te falta es retirar los topes y colocar la tapa del cajón, pero primero asegúrate de que la nueva correa funciona correctamente.
Como ves, es un proceso sencillo que además no te llevará mucho tiempo y te ahorrarás el tener que gastarte un dinerito en llamar a un profesional.