Las ventanas son uno de los elementos a los que más atención hay que prestar en cualquier vivienda. Su ubicación y tamaño están condicionados por diferentes variables pero, a la vez, también son condicionantes, por ejemplo, para ubicar las estancias o medir la eficiencia energética de cualquier hogar. Y en el caso de las viviendas bioclimáticas, elegir la ventana correcta es fundamental.
En primer lugar, y no sólo en el caso de las viviendas ecológicas, los fabricantes aconsejan apostar siempre por un buen aislamiento, ya que es clave para que no haya pérdidas de frío o calor y, en consecuencia, se reduzca notablemente el consumo energético, tanto de la calefacción como del aire acondicionado.
De hecho, según un estudio elaborado por la Agencia Estadounidense de Medio Ambiente (EPA), reemplazar unas ventanas antiguas por otras de nueva generación ideadas para mejorar los aislamientos puede conllevar un ahorro de hasta 380 euros anuales.
Las opciones para conseguir el mejor aislamiento son diversas teniendo en cuenta el modelo, los sistemas que se empleen y, por supuesto, los materiales con los que se elaboran. Una primera opción pueden ser las ventanas de doble o tripe acristalamiento, en las que el espacio vacío entre los cristales genera un buen aislamiento tanto térmico como acústico.
Normalmente, entre las capas de cristales de estos modelos sólo hay aire, pero algunos fabricantes han optado por incluir gases como el argón con el objetivo de aumentar el aislamiento. Otra opción es emplear diferentes tintes para reflejar o filtrar la luz para mantener el calor en invierno y reducirlo en verano.
Los materiales con los que estén realizadas también son condicionantes respecto al aislamiento que se quiere conseguir. Por ejemplo, las ventanas de aluminio suelen ser las más económicas pero también las menos eficientes, mientras que la madera, pese a ser más cara, garantiza una elevada capacidad de aislamiento, además de ser un material renovable y que puede tratarse con todo tipo de barnices para adaptarla a las condiciones climáticas más extremas.
Actualmente, el material más empleado es el vinilo o PVC, que es económico y de mantenimiento sencillo y aporta una buena eficiencia energética. Sin embargo, es un material controvertido en el ámbito de la sostenibilidad medio ambiental ya que, por una parte, sus defensores afirman que su capacidad de aislamiento favorece la reducción del consumo eléctrico y, en consecuencia, las emisiones de CO2 a la atmósfera. Pero, por otra, sus detractores aluden a que se trata de un material contaminante tanto en su producción como en su uso y deshecho.